miércoles, 30 de octubre de 2013

Capitulo 1.


Permanecía sentada en la misma silla igual que todos los días desde las ocho de la mañana hasta las dos o menos. En realidad, era la única que estaba sentada. Los demás chicos y chicas danzaban por la clase, unos sentados sobre las mesas o incluso de pie sobre estas. Yo simplemente miraba por la ventana mientras largos suspiros se escapaban de mis labios, esperando quizás a que algo emocionante pasara. Algo que tal vez me dejara con la sed de más, algo que me dejara con la boca abierta: así como pasa en las películas. Pero lamentablemente, esto no es una película ni mucho menos una vida dicha de querer vivirla.

  El director del instituto entra por la puerta y me doy cuenta de que la clase está impecable, cada uno en su sitio. Viene con un joven detrás. Un joven de al rededor veinte seis años quizás. Es rubio y lleva un maletín colgando de su mano. Nos mira sin ni siquiera una sonrisa fingida, simplemente una cara seria sin ninguna emoción de por medio. Y debo confesar que aún sí, me parece bastante atractivo.
Pero que estoy diciendo..
  - Buenos días -dice el director, apoyándose en la primera mesa de la fila del medio de la clase. 
  El chico está parado justo delante de la pizarra y el director se aparta, apoyándose en la columna. 
  - Puede proceder -habla de nuevo y se pasa la mano por la barbilla.
  Me detengo en el rubiales y en ese mismo instante, él también ha clavado su vista en mí y nuestras miradas se cruzan tan rápido como si de encender la luz se tratase.
  - Mi nombre es Derek -dice con un acento irlandés que desde el primer momento logra ponerme los pelos de punta- y seré vuestro profesor de inglés este año -y una leve sonrisa, casi sin notarse, se asoma por sus labios al volver a pasar la vista por la clase entera. Y siento que me ignora, que no me vuelve a mirar.
  Pero como si me importara. 
  Me acomodo en la silla y yo también echo un vistazo a la clase dándome cuenta de que hay varios grupitos y que tal vez yo sea la única petarda que está sola. Y no me equivoco. Algo me dice que el chico que está sentado a mi lado, no está cómodo con su sitio.   

  El director sale de la clase deseándole buena suerte al principiante y tras este cerrar la puerta, Derek se gira hacia nosotros y suelta una pequeña carcajada. Su risa es indescriptible y va a conjunto con todo él.
¿Pero por qué no me callo maldita sea?
  - Creí que me iba a tocar con gente más pequeña pero no importa.. -dice mientras apoya su maletín en la mesa y lo abre sonriendo, volviéndose hacia la clase- será divertido. 
  El grupo de chicas que hay delante se echan a reír estúpidamente y creo que el también piensa lo mismo. Su sonrisa se desvanece al instante y hasta los murmullos desaparecen, dejando paso a un silencio incómodo.
  - Bueno.. ¿empezamos? -dice tras unos minutos de aquel molesto silencio.
  Asentimos y este abre el libro, anunciando la página y el chico que está a mi lado levanta la mano. Derek deja el libro abierto sobre la mesa y mira al moreno.
  - Aún no tenemos los libros -dice y luego suelta- ¿me puedo cambiar de sitio? -y de repente empiezo a sentirme mal. 
  Una sensación de soledad invade mi cuerpo y ruedo la silla levantándome, recojo mis cosas y dirijo la vista hacia el chico.
  - No te molestes -murmuro empezando a caminar hacia la puerta.
  - No puede irse, señorita -le oigo murmurar y por un momento, siento que me quedo quieta pero en realidad sigo adelante sin hacerle caso y salgo de clase cerrando la puerta, como si nada hubiera pasado.

  Al momento, la puerta se abre y yo sigo caminando hacia el baño, sin ni siquiera mirar atrás.
  - ¡Disculpe! -oigo sus pasos rápidos detrás de mí e intento acelerar mis pasos pero como es obvio, logra agarrarme del brazo- Vuelva a la clase -dice como si fuera una orden.
  - No -le contesto secamente, intentando soltarme- suélteme.
  De un momento a otro, siento como mis ojos se llenan de lágrimas y me niego a que salgan, cerrando los ojos con fuerza.
  - Por favor señorita.. No me haga ponerle mala nota desde el primer día.. -dice aliviando el agarre de mi brazo y aún sin querer soltarme, las lágrimas empiezan a deslizarse por mis mejillas y doy las gracias por que esté detrás de mí. 
  - En serio.. suélteme -susurro con la voz entrecortada.
  Me suelta dando la sensación de culpabilidad y sin girarme, vuelvo a susurrar. 
  - Ahora vuelvo a clase.. se lo prometo.. -digo y echo a correr hacia el baño, pasándome las manos por la cara y encerrándome en uno de los baños individuales, ahogándome en mis propias lágrimas.
  
  Pasos dentro del baño me obligan a sollozar en silencio, con la cabeza entre las piernas y los brazos sobre esta. Lágrima tras lágrima me doy cuenta de que no encajo y de que nunca lo he hecho. Me rechazan, me alejan y me miran con desprecio, con asco, como si yo fuera basura. Y realmente me hacen sentir así, un asco de persona.

  Tocan la puerta del baño y logro calmarme lo más posible, secándome las lágrimas y me levanto del suelo, sacudiéndome la ropa y cogiendo mi mochila, colgandomela al hombro, abro la puerta y no me creo a quien tengo delante. 
  - Perdóneme si fue culpa mía.. -dice pasándose la mano por el pelo y sigo sin creerme que haya entrado al baño de las mujeres sabiendo lo que pueden hacerle. A él y a cualquier chico que entre.
  - No.. tranquilo.. -susurro sorbiendo por la nariz y acabo encogiéndome de hombros- no es culpa suya.
  - ¿Seguro? -pone su mano en mi barbilla y me levanta la cabeza haciendo que lo mire, dándome cuenta de que tiene los ojos más bonitos que haya visto nunca en mis quince años de vida. 
  Niego levantando un poco más la cabeza debido a que es un poco, tal vez bastante, más alto que yo. 
  - ¿Y entonces..? -dice esbozando una pequeña sonrisa, haciéndome sonreír a mi también.
  - Soy yo que.. soy estúpida, solo eso -digo apartando la vista y este, toma mi cara entre sus manos y niega de tal forma que su mirada profunda llega a hacerme sentir vulnerable. 
  - No diga eso -dice serio y delicadamente, acariciándome con el pulgar, me suelta y vuelve a sonreír- vuelva a clase, por favor -lo dice de forma que parece que me ruega, lo cual me hace reír mentalmente.
  Y me da la sensación de que no solo lo he hecho mentalmente porque él también se ha echado a reír y por primera vez, me he llegado a sentir un poco mejor que antes. 
  - Gracias -susurro tras esbozar una sonrisa y notar como mis mejillas tornaban un leve color carmesí.
  - ¿Por qué? -pregunta y vuelve a posar una de sus manos en mi cara, acariciándome con el pulgar aún con esa sonrisa irresistible sobre sus labios.
  Me quedo pensando un instante y niego.
  - Olvídelo.. -digo y sonriendo, con suavidad agarro su mano y casi sin que se note, se la acaricio a la vez que la bajo hasta ponerla en su lugar- ahora voy a clase.
  Asiente y antes de salir, se gira hacia mí y vuelve a sonreír.
  - ¿Cómo se llama? -me pregunta.
  - Carrie -y cuando se va, me quedo sonriendo como cual idiota. 

viernes, 18 de octubre de 2013

Introducción.

Y entonces llega ese momento en el que sientes que todo se te cae encima. Ese momento en el que ya nada te sale bien. Ese momento en el que por un instante estás bien y en el otro, sientes repentinamente ganas de llorar.
  Nunca te encuentras bien, y acabas mintiendo a esa simple pregunta de: "¿como te encuentras?"
  Asientes con la cabeza y una seca sonrisa sale de tus labios como si nada: mintiéndole al presente y susurrándole al pasado que todo está bien, que nada ha pasado.
  Puede llegar ese momento en el que ya no quieras nada o tal vez, creas que no necesites nada cuando en realidad, necesites más que nunca algo que solo una persona desde dentro, pueda expresar.

  Así se sentía ella, totalmente perdida y sin ganas de vivir la vida. Queriendo acabar con la suya y con las que le rodeaban por su rara actitud. Sus inhacostumbrados cambios de humor repentinos, en los que solamente le provocaba estar sola.
  Quería encontrarse y que mejor forma de hacerlo que perdiéndose.